Hoy es mi cumpleaños. Lo empecé a festejar el lunes por las noche en un concierto de Chairlift y Sebastien Tellier. En un bar de Seattle llamado Chop Suey: temática china, pósters del ilustre seatelense Bruce Lee, multiplicado en las paredes.
Llegué puntualito. 8pm decía el afiche. 8pm estuve ahí. Todavía había luz. Pero aún no abrían las puertas. El concierto se iba a demorar en empezar. Estaba puesto zapatos venus, bluyines Lee, camiseta UO sucia, saco gap. Me cagaba del frío. Esperé bajo techo, afuera del local, había un inmenso bus privado parqueado afuera. Una pareja abrazándose. Una francesa. Un groupie de conciertos. Y yo. Saqué mi libro. Coincidentalmente, estoy leyendo en estos días Que Viva la Música de Andrés Caicedo. POr ahí decía que si cierras los ojos se te va el alma así que procuré mantener los míos abiertos.
8y30. Un crítico de música, gordo y tartamudo se suma a la fila. "Te-te-tengo una entrada extra si a alguien le inte-te-te-resa." "No, gracias" "No, gracias". Yo me demoro unos segundos pero finalmente llego a un punto me acerco a él. "La estas vendiendo o regalando?". "No-no-no. Re-re-galando, claro. Me lle-llegaron en el correo hoy". "Bueno, yo te acepto, todavía no tengo entrada. Gracias." "Por su-su puesto."
Nos quedamos conversando. Le pregunté dónde escribe. Me dijo que en una página web llamada tres niñas imaginarias, un blog de música de seattle. Me cuenta que escribió una reseña sobre Chairlift y que le enviaron las entradas. Conversamos más. Le pregunto de otros conciertos. De otras bandas. Luego él a mí. Le cuento lo que sé. Estamos de acuerdo la mayoría del tiempo.
Entramos al bar finalmente. Seguimos conversando. Le invito un trago "Si i-i-insistes." dice él. Se toma un vodka grand. yo una pale ale local. Luego se nos acerca el groupie de música y nos pide que le acompañemos. Nos cuenta su historia:
"Yo soy el comité de bienvenida de todas las bandas que vienen a Seattle. Me gusta estar ahí desde temprano. Me paro afuera, en el frío y les dejo saber que apreciamos que vengan. Si puedo, les pido que me firmen el boleto y me tomo una foto con ellos. Miren (saca su celular) aquí estoy con Jimmy Edgar, no hubo nadie en su concierto me dio mucha pena, los organizadores se jalaron ahí, pero yo me tomé una cerveza con él después del concierto. Aquí estoy con Robocop....y aquí está la que me acabo de tomar con Sebastien. Estaba en un restaurante y pedía más y más vino. está prendido!"
"Alguna vez alguien te ha tratado mal?" le pregunto yo.
"Los Presets son unos cabrones" dice. "Odian estar en EEUU, pero también odian tocar su propia música, la han estado tocando tanto tiempo. pero no, por lo general les gusta que haya alguien ahí. agradeciéndoles por venir. la mayoría son buenas personas."
"A los Presets les viste cuándo tocaron en Nu-nu-nu-nu-nu-nu-nu-nu-nu-nu-nu-nu, en nu-nu-nu-nu-numoss?" Pregunta el crítico, refiriéndose a otra plaza de conciertos pequeños. Le costó mucho decirlo. pero creo que está muy feliz de estar sentado en una mesa conversando de música conmigo y con el groupie #1.
En fín. Hablamos de más bandas. El groupie se toma lo suyo en serio. Odia a la gente que no. Yo le digo que así debe ser, así empezó la movida del rock, con gente como tú, esperando a las bandas, creo, o tal vez me equivoque, le digo, tal vez siempre fue así. No dice él. antes era una forma de vida. Ahora solo es un evento social. pero odio hablar de estas cosas, recalca, así que lo dejamos ahí. El crítico está de acuerdo.
La verdad fui al concierto más por Chairlift que por Sebastien Tellier. Esa canción "Planet Health" me gustó mucho desde que la oí. y la onda general de la banda. Por el groupie (sabía un montón) me enteré que otra de sus canciones "Bruises"
sonó el año pasado en una propaganda del nano i-pod. La banda sale, para todo esto escuché su prueba de sonido, mientras esperaba afuera y tocaron el comienzo de "Planet Health".
Era lunes. El Chop Suey estaba semi vacío. me sentía casi como en el CBGB circa 1977. Solo yo y el groupie nos movíamos con la música directamente al frente del escenario. El Crítico tartamudo se había quedado atrás. Cuando tocaronn la canción del i-pod, súbitamente, aparecieron como 5 personas más. Chairlift cerró con Planet Health. Tocaron como 5 o 6 canciones máximo. El sonido estaba malo. La cantante de la banda hermosa. Le quería regalar mi saco pero sólo le miré todo el tiempo. Terminaron de tocar y recogieron ellos mismos sus equipos. El groupie se cogió la lista de canciones, el set list, y alguna gente se acercó a pedir autógrafos a Caroline, la vocalista y tecladista y directora de los videos de Chairlift. Conversaban. Una reunión social.
durante los próximos treinta minutos un grupo de franceses probaron un montón de equipos en el escenario y el chop suey se llenó. Yo me quedé ahí adelante donde unos momentos después salió un blast de sonido y luces desde y sobre el escenario. Chairlift quedó como una tocada de fogata al lado del espectáculo de Sebastien. Y su presencia en el escenario hacía que Chairlift se pareciera a un coro de escuela primaria.
Sebastien es un gordo panzón, barbudo, pelo largo sucio, medio calvo, con gafas negras. estaba puesto una chaqueta deportiva plateada, debajo un bvd amarillo, unos pantalones blancos viejos, y unos zapatos de cuero puntiagudos, blancos también. Agarró la guitarra y empezó a roquear la canción "kilometer". Todo el mundo bailaba.
Después Sebastien empezó a hablar. Inglés de francés. Incongruencias. Mofas de las disqueras. La iglesia. el sexo. EEUU. Tocaba cualquier cosa en el piano y decía que en Europa eso sería un éxito. Se burlaba de los ingleses. Decía que apenas llegó a Seattle un niño negro de 12 años le quiso vender LSD y que cuando él se negó a comprar, el niño le había sacado la puta y metido el LSD por la boca, a la fuerza. Que por eso se comportaba de esta manera. Sus músicos sólo lo miraban completamente serios. Backstage había un francés con pinta de Nueva ola y una cámara de cine, filmándolo todo. amortiguado. Sebastien se largaba del escenario a cada rato, decía que tenía que ir al baño, después regresaba a los dos segundos y seguía tocando. Bloques de música. Capas condensadas de beats y teclados. Repeticiones. Durante más de una hora. Yo movía casi todo mi cuerpo como en una buena novela, intentando no cerrar los ojos para que no se me vaya el alma. Y al otro lado con sus gafas oscuras Sebastien parecía que nos estaba mirando a todos directamente en los ojos.