9.4.07

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Tanto que contar. Por suerte sé por donde empezar. Hace una semana el julian le lanzó unas piedras a la martu. No quería que nos vayamos. Queria quedarse en los juegos un rato más. Pero ya le habíamos dado algunas extensiones. Le hablamos. Lloró. Todo pasó. El día siguiente estaba solo con él. Lavaba los platos mientras él jugaba. Creo que quería que le preste más atención. Entró a la casa con unas piedras y me comunicó que las iba a lanzar. Yo me dije a mi mismo: "no voy a reaccionar mal", pero al mismo tiempo me decía "voy a perder la cabeza si es que lanza". Creo que me hice el loco hasta que lanzó la primera piedra. Luego di pasos de gigante hacia él gritando en voz alta algo así como "ESO NO SE HACE GUAMBRITO". Me vi convertido en el adulto. En el papá bravo. En el papel que le ha tocado a todo padre. El julian alcanzó a lanzar una piedra más. Le levanté del piso y le sacudí fuerte. Luego le llevé a su cuarto y cerré la puerta. El lloraba mucho. Al comienzo pensaba que había hecho lo correcto. Luego empecé a sentirme mal. Llegó la martu. Le consoló al julian. El julian estaba muy resentido conmigo. Me sentí peor.
¿Qué había hecho? Perdí la cabeza justo cuando necesitaba mantener la calma. Nunca había perdido la cabeza así con el julian. Me sentí bien mal. Sali al jardín y me subí a un árbol de aguacate. Daba palmadas a la corteza del tronco. Tengo que recuperar la confianza que acabo de perder con el julian, pensaba. Me sentía muy mal. Por suerte fue la misma voz del julian la que me sacó de ese estado. Gritaba "Taita, taita". Ya no estaba tan resentido. Conversamos. Nos abrazamos.


El día siguiente subimos a Quito. Sin tener ningun plan concreto. Le recogimos a la martu y nos fuimos al Parque de la Carolina. Caminamos. Nos subimos a un par de juegos. Luego fuimos al Vivarium. Miradas tristes de serpientes, tortugas y caimanes. Felicidad y curiosidad exhuberante del julian. Le gustaron sobre todo el caimán y la tortuga marina. Y una iguana que se movía mucho. Luego le dejamos a la martu en clases de teatro y fuimos a la casa de la cultura. Había una exposición de Ramiro Jácome. La martu ya había ido y nos recomendó el cuadro de un rinoceronte. Fue el que mas nos gustó. El julian se orinó en la sal Eduardo Kingman. Había estado sin pañal toda la mañana en el parque de la Carolina. Justo le puse pañal antes de subirnos al auto. Pero su pene se salió y quedó un charco amarillo en el piso. Toreamos la situación. Nos fuimos a otra sala sin limpiar.
Luego de salir fuimos al museo del banco central que queda en el mismo complejo de la casa de la cultura. Vimos arqueología prehispánica y preinca. Al julian le dio miedo una momia. Y las figuras humanas de tamaño real que hay. Es curioso que toda la parte prehispánica del museo es oscura y la parte de arte colonial y republicana es bastante iluminada. A mi me gustan mucho más las piezas arqueológicas valdivias, etc. que todas las vírgenes con niño en brazo de la república. Y me gustó más todaví la obra de Ramiro Jácome. También fuimos a una exposición sobre el heavy metal dentro del museo del banco central. Fotos de conciertos mas o menos, textos malos y ambientado con música pesada. Estuvo fresco.
Fuimos a recogerle a la martu y jugamos ajedrez humano en la plazoleta de la casa malayerba/ el belén. El otro día habíamos estado en el parque de la Alameda. Nos subimos al churo y nos dimos una vuelta en bote. Así han sido las vacaciones con el julian.

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