20.12.09

He salido a trotar algunas veces esta semana. Por lo general en las mañanas y por el "trail" pero hoy salí en la noche, me di una larga "vuelta a la manzana".
Supongo que cierto deseo de libertad se expresa a través del acto de trotar. Yo lo siento así. La típica libertad condicionada. Sales al mundo pero conoces el camino de regreso. Estiras el cuerpo pero sólo hasta cierto punto, no vas a correr una maratón de repente, no te vas a transformar, volver mutante, sólo sudar un poco. Cuando estuve en Francia este verano salí a trotar con mi mejor amigo del colegio, Cory que se casaba en pocos días y él me dijo en medio de una conversación muy extensa, y a propósito de mi signo del horóscopo, "es cierto, (en la época del colegio) tú te metías de cabeza y hasta el fondo en todo lo que hacías, sin contemplar mucho las consecuencias". Yo no diría que era exactamente así. Sí había el elemento de entrar de cabeza y sí cierta ignorancia también, como no, pero en el fondo, creo que sabía lo que iba a pasar si asomaba mis cuernos de esa manera.
A veces, cuando troto me imagino que estoy jugando un partido de fútbol, hago un pase y me muevo sin balón, acelero, espero el centro, alcanzo a poner el pie, casi inerte, para que el balón imaginario se meta al arco. gol. Siempre supe jugar una posición. Correr de arriba a abajo sin perderme en la cancha. Así me enseñaron a jugar y yo nunca me atreví a hacer nada más que cumplir el esquema táctico. Hace poco vi esa película "los 400 golpes" y es curioso como el niño no solamente escapa de un centro de detención para jóvenes sino también de un partido de fútbol.

Hoy salí a trotar en la noche y en algún momento pasé cerca de un grupo de estudiantes universitarios jovenes. Llovía un poco, no hacía mucho frío, estaba oscuro. Los chicos hablaban en voz alta, jugaban a ser libres, como hacemos todas las manadas ciertas noches, si las condiciones se prestan. Cuando pasé por al lado escuché que uno gritó "hora de ser el fantasma" y presentí que lo que hacía era correr detrás de mí, remedándome o algo. Había más gente por ahí y quizás no era tan aparente como suena ahora, incluso puede ser que el chico haya pensado que yo no me había dado cuenta de que era objeto de una broma; pero yo siempre estoy pendiente de este tipo de cosas, hasta cuando no ocurren. El incidente no duró más de un par de segundos. Sentí las risas detrás de mí y paré en seco, instintivamente, me di la vuelta como si hubiera decidido cambiar mi rumdo súbitamente. Le miré bien al chico con su camiseta extra large y su gorro de beísbol al revés. Di unos pasos al lado de él y le dije entredientes "así es, muchacho, yo soy el fantasma ahora". Retomé mi camino, solo nuevamente, concentrándome en el rostro de sorpresa del chico, en la iluminación, en la llovizna, en que seguramente estaría hablando con sus amigos de lo que pasó, y pensé: algún día ese chico se va a olvidar por completo de esto; yo me voy a olvidar de esto.

En la casa el julián ha estado alborotado. No sabemos exactamente por qué pero de repente está más difícil, sensible, peleón con su hermana. El viernes, sin embargo, se presentó en su colegio en algo que denominaron "Cristmas Extravanganza". Los niños de prekinder cantaron unas cuatro o cinco canciones navideñas debajo de un árbol inmenso hecho con cartulina. Era impresionante vernos a todos los padres y niños ahí, observándonos, como ante un espejo. El público adulto miraba al coro infantil y el coro infantil miraba al público adulto, con la misma expectativa. El julián estuvo hermoso, cantó y movió su cabecita de un lado a otro, siempre se le ve más pequeño de lo que es en ese tipo de contextos. Después de la presentación ofrecieron galletas, mandarinas y ponche. Hubo cola. Para variar nos quedamos hasta que ya no quedaba casi nadie más. Salimos de ahí y manejamos por la ciudad mojada hasta el norte de Seattle porque yo tenía que dejar unos equipos de Comcast en las oficinas de ahí. Fue un retorno insospechado al tercer mundo. Había una disputa económica en la oficina de Comcast, un tipo gordo, tatuado por todas partes, le insultó a una señora demente que golpeaba a su marido o su hijo con un bastón. Era como estar en el municipio. Y esa zona de la ciudad es particulatmente fea, botada, industrial, "parece Tumbaco" sentenció la Martu. Y la plena que sí. Había oscurecido. Los niños dormían plácidamente en el asiento de atrás, cogidos de la mano.

Algunas imágenes que no quiero soltar: en el cuarto de las copias del Departamento hay una sola hoja de papel colgada de la pared. Tiene dos fotos, en la una Sarkozy, el presidente francés, está parado en medio de su gabinete, dice "Opción 1". La otra es exactamente igual solo que Sarkozy está parado sobre una silla y les saca más de una cabeza de altura a todos los demás miembros del gabinete. Dice "Opción 2".
Otra: la Cora cantando una parte de "Game of Diamonds" una canción de Deerhunter. "So strong, I know" dice la letra una y otra vez y la Cora la repite.
Otra: como a la una de la mañana la Cora se despierta. Yo estoy viendo una película de Samuráis con el volúmen bajito. Entra al cuarto llorando, se acuesta al lado mío y en vez de volver a dormirse enseguida se pone a ver la película conmigo, super traquila.
Una última: hoy la Martu miraba los 400 golpes y el Julián había construido una serie de esculturas móviles al pie del televisor, usando su casco de gladiador, un arco y flecha roto, su ukelele, una nave espacial y dardos.




También vimos Ghostworld hace poco. Los niños andan fascinados con el Oso Pooh y todo esto me hace volver al eterno dilema que ha acosado a padres de familias durante pocas generaciones: la televisión. ¿Por qué tenemos una aversión ideológica a "mucha televisión"? ¿Por qué la prohibimos? El julian sería feliz viendo televisión todo un día. Yo sería feliz viendo televisión todo un día, en este país miles de personas se pasan viendo televisión todo el día y sin embargo, es un nuevo pecado ver mucha televisión, hay que sentirse mal por querer hacerlo, por dejar que tus hijos lo hagan. Es fácil dar respuestas como "te hace tonto", "te hace gordo", "es una pérdida de tiempo" pero todas suenan a supersticiones a pesar de que pretenden ser hechos científicos.

No tengo una respuesta, solo preguntas y las voy a contemplar en lo que queda de este mes, en estas vacaciones, en este año y voy a hacer el esfuerzo por no decirle a nadie lo que debe hacer.

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