8.12.09

"Qué se supone que debemos sacar de esta película?" Pregunta la martu cuando regresa del baño. Acabamos de ver una mezcla entre historia de amor y documental. Se llama Paper Heart.
El día siguiente desde la oficina me dice que no le gusta que hable así de nuestra hija. Yo estaba bromeando, contándole que la Cora me orinó encima (lo cual era cierto) y que por lo tanto había resuelto tratarla como a cachorrito. Los cachorritos que he conocido son educados con golpes de papel periódico enrollado en la cabeza. También se los llama silbando o mostrándoles un pedazo de comida. O chasqueando los dedos. Era una broma pero no la solté. Le dije a la Martu que la Cora solo quería estar en brazos y que lloraba por todo. Es terrible, dije. En ese momento escuché la noticia en la radio de que la ola de frío que vivimos se debe a unos vientos que bajaron del ártico.

La Cora dejó de ir a la guardería porque estábamos cansados de pagar tanta plata y pensamos que vamos a poder turnarnos con ella. Pero claro, un cambio es un cambio y siempre hay repercusiones, efectos secundarios.
No he parado de reir desde que todo esto pasó. En general, mi estado de ánimos ha estado bastante liviano últimamente. La Cora grita con todas sus fuerzas en mi oído y me mete una patada en los huevos. Y yo sólo puedo reirme. Estamos reviviendo toda esa etapa que tuvimos con el julián cuando él tenía esa misma edad, más o menos, no entienden ni por las buenas ni por las malas y piden todo a gritos. Son exigentes, los pequeños demonios.
Pero cuando el julián era así yo no podía reirme. No la mayoría de veces. Es algo que me alucina y no sé cómo explicar, la manera en que la Cora se ha posicionado. Ella es la segunda, la menor del clan, pero es como si fuera eterna. En teoría, en términos bíblicos, si se quiere, le tocan las sobras pero de algún modo ella nos deja saber que las sobras son lo mejorcito que hay. Yo soy el segundo en mi familia, y todo esto me hace pensar en lo que tengo y lo que no tengo, en cómo habré sido a los 2 años.

El Julian está en un período luminoso. Es risueño y tranquilo la mayoría del tiempo. Es travieso, juguetón y muestra sus emociones mucho. Le trata bien a su hermana, la mayoría del tiempo y le perdona, por lo general, sus arrebatos, sus violencias innecesarias. Ahora anda todo el tiempo puesto un sombrerito otavaleño que le compramos hace un par de años en Ecuador. De arriba a abajo puesto ese sombrerito negro. Se ocupa, pinta o mira sus libros o le lleva a la Cora a una de sus excursiones imaginarias. Pasa muchas horas en el prekinder también pero no se queja de nada y me parece bien, que vaya construyendo su misterio. Mucho está fuera de nuestras manos, creo, y de alguna manera el niño que es, es padre del hombre que será. Igual, me gustaría pasar más tiempo solo con él. Más allá de llevarle y recogerle y de alistarle o leerle cuentos. También es la temporada.

El artico es la zona de la Tierra que queda alrededor del polo norte. Está compuesto, en su mayoría por grandes extensiones de mar helado con inmensas placas de hielo flotante. Ahí viven varios tipos de seres sencillos como el zooplanctón, el fitoplanctón y los osos polares. También hay personas que se han adaptado a vivir en ese frío, los inuit entre ellos. Ahora es invierno aquí y también en el ártico. Lo que nos llegó fue apenas un soplido, una baba de esos mares extremos, y fue suficiente como para dejarnos quietitos, kilómetros y kilómetros de escarcha.

Antes de que me orinara encima, la cora y yo fuimos a ver a las anátidas. Nos acercamos al agua y uno de esos patos con el pico blanco y los ojos rojos se nos acercó. Son muy sociables. Tienen los pies parecidos a los de las gallinas y mirándoles mientras se estiraban y contraían debajo del agua yo sólo podía pensar en un caldo. Se quedó mirándonos, este oxiurino, y luego sin aviso previó zambulló todo su cuerpo en el agua y buceó directo al fondo del lago. Cuando reapareció no muy lejos con algas en su pico, la Cora y yo le aplaudimos.

Una vez vi un documental de unos rusos que cruzaron el ártico a pie. Se demoraron más de cien días y al otro lado, les esperaba la migra canadiense. Cuando llegaron al polo norte celebraron con champán, pero a la mañana siguiente la placa de hielo en donde habían acampado se regresó varios kilómetros, así que tuvieron que cruzar el polo norte nuevamente y la segunda vez ya no lo festejaron. Recuerdo la cámara al hombro dando pasos sobre el hielo, al final de la película, y finalmente sobre un poco de hierba verde. Regresaron en helicóptero a Siberia.

A partir de cierta hora de la noche el julián vuelve a ser más bebé. Se pasa a la cama y necesita mimos y calor para dormirse. Pero está tranquilo, casi siempre. La Cora duerme mucho mejor pero igual se levanta más de una vez y se pone a dar gritos. Ella también necesita contacto, especialmente con el cuerpo de la martu. Pero no me debería quejar tanto de ella. En general, necesito reconstruirme a cada rato, como aprendía a hacer con el julián. No caer en la tentación de ser el padre castigador cliché. Es tan fácil, el autoritarismo y sus modos salen tan naturalmente, como un primer idioma, pero fuera de bromas, yo quiero más que un idioma. Supongo que todos somos muy exigentes.

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