Quiero remediar este síndrome menstrual sin menstruación. Creo que se ha prolongado un poco más de lo normal. Por la fiebre premenstrual que me dio.
Estuve en un bus. Hace un ratito. Mi bici se me quedó aquí ayer. En los buses se concentra el stress de toda una ciudad. O de todo un suburbio. Los cobradores tratan mal a la gente y no brindan un servicio bueno. En los buses verdes. Apretado. Gente tratando mal a otra gente.
Y eso me pone a pensar en la comodidad. ¿Puede la comodidad mejorar tu vida? No. Arrastrarías los mismos problemas. En otro formato. ¿De que me serviría ir en carro al trabajo? Igual estoy yendo al trabajo. No me haría una mejor persona. Los bienes materiales no pueden darte cosas verdaderas. No hay que depositar ninguna esperanza en ellas. Nunca. Los mismos grandes problemas seguirían ahí. Y el gran problema para mí en este momento de síndromes es: ¿Alguien me escucha? ¿De verdad?
¿De qué sirve tener una camioneta doble cabina en vez de un carro chiquito? Más comodidad. Sí. Pero comodidad para qué. De qué sirve un colchón nuevo para la cama. Más comodidad. Pero el viejo estaba bien. Así sea heredado. O lo haya utilizado alguien extraño. Estas compartiendo. Y siendo austero en un mundo excesivo. De verdad! Los bienes materiales no producen cambios radicales. Nunca. No hay que depositar nuestras esperanzas en ellos. Sino en el cuerpo.
Yo no sangro. Voy arrastrando una mucosidad verde adonde quiera que voy. Por caminos de cemento desechos. Como Howl en su castillo. Arrastrado. Sintiéndose mal. Tomando todo personalmente. Esa es la carga. Y nadie te mira del todo bien. ¿Cómo te van a escuchar? Si andas cargando la mucosa verde.
Muchas voces. Mucho ruido. La martu tuvo un día a full ayer. Radio. Teatro y dos programas de televisión. Estaba a full. Le había sonado el teléfono todo el día. Había hablado con demasiada gente. Se había inundado en aguas. Y estaba cansada. En la noche fuimos al cine. A los EDOC. Primero a la CCE. Luego al 81/2. Y cierto, yo había jurado no volver al 81/2. Pero bueno. Ya está. la película estuvo buena. Y la martu estaba hermosa. En la sala de cine. Con ese brillo especial de la pantalla. Reflejando en su rostro. Con una sonrisa. Encantada. Nuestras rodillas rozándose. Cómo tantas veces. Nuestras espaldas buscando un lugar cómodo. (Para eso sirve la comodidad!) La película era bien chimba. Pero bien buena. Bajo presupuesto. Imagenes de video. Y photoshop. Bien dispersa pero concisa a la larga. Como Burroughs.
En la noche. En la casa. A luz de velas. Ella agotada y yo con el mes. Nos peleamos un poco. Y dormimos tristes. Casi no le vi al julian ayer. Tuve que subir a Quito y hacer unos trámites. Incumplí algunas responsabilidades. Pero no me sentía mal al respecto hasta hoy.
Hoy va a pasar.
¿Qué más? ¿Qué mes? Hay gente discutiendo a mi lado. Acentos gruesos extranjeros. Voces militares. Y desde el fondo del cuarto una voz bajita. Más tranquila. Despreocupada. ¿O son las teclas del computador? Muchas voces. Muchas aguas. Todos los días nos inundamos. Nuestros cuerpos sumergidos. Nuestros pies fantasmas desaparecen en la gravedad. Hay una nueva substancia. Ya no mucosa. La sustancia que limpia. Y flota. Capaz de llevarse todo. La misma agua. Rebosando. Dando una nueva forma al cuerpo.
Ayer quemé una mosca. No había luz en mi casa. Y quemé a una mosca con la llama de una vela. Fue cruel. Me sentí mal. Al instante. La mosca seguía viva. Le hice el favor. Le aplasté y escuché sus escamas crujientes sonando a chamuscado debajo de mi pulgar. Ayayay. Ultimamente he matado a muchas moscas. Es como una reacción. Nerviosa. Una vuela al lado mío y le suelto un manotazo. Cómo que no tuvieran suficiente con las arañas. Pero nosotros ya tenemos suficiente sin las moscas. Y a veces la casa se llena de ellas. El otro día le conté el cuento del sastrecillo valiente. Qué gran cosa!! No me acuerdo el final. Me inventé algo. El julian igaul no me ponía mucha atención. ¿O sí? Por lo general el julian pone MUCHA atención. A las cosas. Se queda absorto mirando. Cómo sólo saben mirar los niños. Más allá de los bienes. Y las convenciones. Observan el misterio.
Cosas que no hay cómo explicar. Una lista larga. Mi insistencia. Mi manera de espantar. De alejar a los curiosos. Ojalá que no. Ojalá alguien me escuche alguien. ¿¿¿¿¿Alguien escucha?????