Ayer conversábamos con la martu acerca de la autoridad. Frente al julian. Creo que es importante aceptar que sí modelamos a nuestro hijo. Reprimimos. Formamos. Puede ser medio pesado a ratos. Y si creo que debe haber otra forma de hacer las cosas. Pero estamos inmersos en aguas viejas. En ríos que tienen mucho recorrido. No podemos transformar en nuestra pequeña vida la forma de fluir de las aguas. Algo así.
Lo único que se puede hacer. A pesar de nosotros mismos. Es ser diferente cada vez que metemos nuestros pies al río. Hay ese refrán famoso de: "nunca se pisa el mismo río dos veces" porque el agua se mueve, tiene vida propia. Pero además, Borges creo que decía. Citando a alguien más. El río cambia y la persona que lo pisa también. Cada vez que bajas al río. Eres otro. Pero también conservas ciertas cosas. Así como el río sigue siendo acuático. Algo así.
Bueno la cosa es que el julian responde super bien. la mayoría de veces. a cosas que le toca hacer, porque no hay otra. Nos tiene que acompañar, por ejemplo. A todos lados. Y no siempre tiene un decir. La típica. "Ya es hora de irnos". "Noooooo quieeeeero." ¿A quién no le ha pasado? hasta de grande. "No quierro. Un ratito más." Y los padres no pueden abandonar a sus hijos. Porque luego. Después del juego. ¿Quién les cuida? Y ese es otro punto. Cuidamos a nuestros hijos pero a ratos exageramos. Damos haciendo. Como se diría vulgarmente.
Con la martu conversábamos acerca de que el julian está acostumbrado a que le vistamos, le demos de comer, le bajemos los pantalones para ir al baño. etc. etc. Y eso no está del todo bien. Debemos intentar darle más autonomía. Desde ahorita. Que él mismo haga las cosas. No siempre es fácil. El julian a veces dice "no puedo". Y ni siquiera intenta. Pero ¿qué va a saber él acerca de intentar? No tiene por qué saber. Es un niño. Lo que sabe es expresarse. Cada vez habla más. Insisto. Quiero grabarle y poner audio en este blog. Dice tantas cosas. Y yo tengo mala memoria o no le escuco suficiente. Dice tantas cosas. Y sabe mirar.
Ayer subimos a quito. Le llevamos a la martu a la danza y luego visitamos a mi amigo picachu. No le puse mucha atención al julian. Conversaba más. Con mi amigo. hablábamos de música y nos reíamos con voces gruesas y pesadas. Pero nuestra risa era auténtica. El pica tiene muy buena vibra. Es un amigo fresco. Una amistad relajada. Pero profunda. El julian estaba por ahí. Cerca. Jugando. Mirando. También riéndose. Pensando. Estaba feliz. Yo me sentía un poco mal por no ponerle tanta atención. Pero él estaba feliz. Gritaba y reía. Así que algo andaba bien. Su espíritu es la mejor indicación. Para saber cómo está. Su espíritu es hermoso. Es un tesoro. Lo más importante. Se puede VER el espíritu del julian. Hay como tocarlo. Es una extensión de su cuerpo. Mi niño hermoso. Me emociono pensando en él. Y no siempre cuándo estoy con él le pongo tanta atención. Por lo menos últimamente. Pero sí creo que le disfruto. a ratos sólo le veo. Y veo ese espíritu. que me hace sonreír y estar tranquilo. No siempre es fácil. A veces hay estrés. Y se nubla la vista. Pero hoy no. es viernes. la semana ha pasado rápido. ¿Por qué será? Fue una semana larga. Pero mayo se me ha hecho eterno y falta mucho. Quinto mes del año. Mes de cambios. Está lloviendo menos y se viene la sequía. en algun momento. pero sigue chispeando. A veces. Que bueno. A veces nos quejamos de la lluvia. Yo por lo menos. Porque tengo goteras en mi casa. Pero en el fondo agradezco. Secamos el piso con la martu. Y es pesado. Sacar agua de adentro. Pero adentro mío se que la sequía es mucho peor. A veces decimos que no hay estaciones en el Ecuador. O que hay sólo una. Que el clima es impredeceble. Pero es tan claro. Como cambia todo. Cuando pasa la lluvia. Cambian los colores de las montañas. Tenemos estaciones muy bien marcadas. Sólo es cuestión de ver bien. Y respirar el aire. Que ya mismo se pone seco.