2.10.08

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Me estaba sintiendo demasiado azul. Pero no en el sentido Mississippi Delta de la palabra. De otra manera. Estaba puesto mis zapatos venus, azules, blue jeans, una camiseta azul y mi chompa Tatu que es azul con negro.
NO lo planifiqué así. Poco antes de salir de la casa, esta mañana, la Cora me bautizó con su úrea.
Tuve que quitarme el saco y la camiseta que tenía puesto y en el apuro agarré lo primero que cayó en mis manos. Tengo varias prendas de ropa azules.
Así que después de mi clase fui para la Avenida, la calle principal del Distrito Universitario donde hay almacenes de todo tipo, comida oriental y mexicana y cafeterías.
Hay un par de lugares de ropa de segunda mano, en muy buen estado, más barato. Es para perderse. Hay tantas cosas y cada prenda tiene más vida que las colecciones en serie que sacan en los almacenes cadena. Además es mucho más barato.
Compré un saco con capucha a rayas, gris, bastante abrigado y un sombrero a-la Robin Hood, también gris. 30 dólares.
Me los puse y habiendo resuelto el problema de mis azules, de una manera bastante capitalista por cierto, fui a la biblioteca. Era temprano. Me quedaba toda la mañana para leer La deshumanización del Arte de Ortega y Gasset que es lo que tenía que leer para clase.

Regresando, me di cuenta que tengo harta experiencia en caminatas sin sentido por lugares nuevos observando detenidamente a cada extraño que cruza caminos conmigo. Lo he venido haciendo desde quién sabe cuándo. Circa 1992.

Lo que he aprendido es que básicamente, hay dos tipos de personas:

Los gordos que caminan raro, hablan solos y llevan varios bolsos bultosos en las manos.
Los viejos bajitos con lentes, camisa a cuadros metida en el pantalón y el pantalón bien apretado en la cintura.
Las orientales pequeñas bien arregladitas, con botas altas, falda corta, mallas y con rayos de colores claros en el cabello.
Los hombres altos con serios pectorales y reconocible masa muscular.
Las gringas atléticas con shorts cortitos, diadema y la mochila repleta de cosas.
Los hombres con pantalones apretados, zapatos blancos y pelo bien arreglado.
Los afroamericanos con ropa cuatro tallas más grande de lo que necesitan y personalidades extrovertidas.
Los africanos africanos, ropa más ajustada y personalidades menos extrovertidas.
Las rubias alisadas con faldas cortas y piernas bonitas.
Los ciclistas que usan casco e indumentaria deportiva.
Los ciclistas que están puestos ropa vintage.
La gente que fuma en las áreas designadas.
La gente que fuma en cualquier lado.
Los que trabajan puestos un delantal.
Las mujeres teñidas el pelo de fucsia con lentes cuadrados de marco oscuro.
Los andróginos que hablan con sus mascotas como si fueran bebés.
Los jovenes predicadores de la Iglesia de los Santos de los Últimos días.
Los mendigos con miradas de que han vivido más que tú.
Los skaters con poses corporales elegantes.
Las gordas con acné y textos de clase en las manos.
Los japoneses que hablan en inglés.
Los japoneses que hablan en japonés.
Los homosexuales.
Los hombres que se visten todo de negro con braceletes con pinchos y el pelo bultoso y seco.
Los filipinos.
Las personas que tienen tatuadas hasta las corneas de sus pupilas.

Y lo único que les diferencia a estas dos clases de personas es que mientras en unos es relativamente evidente que en el fondo lo que quieren es atraer al sexo opuesto o al mismo, en otros, este propósito simplemente no es claramente identificable.

Yo estoy al borde de algo completamente diferente. Creo que puedo divisar muy a los lejos, mis fronteras, y al mismo tiempo, estoy conciente de que ningún ser humano debe permanecer dentro de una misma circunscripción territorial demasiado tiempo. Todos los imperios que ha visto la humanidad se han preservado como tales mientras tienen nuevos territorios que conquistar y la palabra "Autor", curiosamente, viene de auctor que es el nombre que los latinos daban al general que aumentaba mediante conquista el territorio de su imperio.
Todo eso lo leí hoy, por cierto. Y en la tarde, con el día atrás mío y conversando con un amigo, me quejaba del estado del mundo o más concretamente del estado del arte. Mi amigo que es un gringo gordo con arete me dijo "es que estamos viviendo una etapa bastante avanzada del capitalismo".
"Pero yo no" le dije abruptamente al mismo tiempo que recordaba involuntariamente el episodio de los azules, por la mañana.

Yo sí intento. A veces demasiado. Supongo que soy ese tipo de persona.

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