5.10.08

stop

Fuimos a visitar al Troll que vive bajo el Puente Aurora. Es en un barrio de Seattle que se llama Fremont. Tiene algunas calles agradables, almacenes... Hay un subsuelo lleno de objetos usados, viejos. Hay un montón de almacenes donde venden LP´s a buen precio, hay casets VHS y loncheras metálicas y pins de campañas políticas del Siglo XX. Los domingos también hay un mercado de artesanos locales. Allá caminamos. Los días siguen buenos.

Luego estuvimos en un circo. ¿Siempre habrá circos? Seguramente sólo habrá circos algún día. El grupo que ofrecía el espectáculo estaba conformado por 5 personas. Uno hacía de maestro de ceremonias, payaso y malabarista. Estaba bien. Había dos mujeres que hacían danza aérea acrobática. Y una mujer y un hombre que tenían un acto sencillo de gimnasia. El Julian disfrutó. En un momento llamaron a los niños y niñas del público a que pasen al escenario principal y hagan una media luna (cartwheel) o un trampolín (front roll) o algo más extravagante si querían. Primero sólo subieron las niñas y cada una hizo lo suyo. Luego subieron unos cinco niños y al final, el julián se animó. "¿Quieres ir?" le pregunté. "¿Para qué?". "Para hacer una media luna". "Ya" dijo y se levantó. "Si te preguntan "Whats your name?" dices Julian, ya?" "Ya." "Y si te preguntan "What are you going to do" dices "cartwheel" ya? eso significa media luna". "Ya". Y se fue al escenario. Los dos niños más pequeños eran él y un cabezón con la boca teñida de azul por un chupete-anillo (ringpop).

Yo condensé un poco la mirada. Le vi al Julian acercarse y no le preguntaron el nombre, sino lo que iba a hacer y me parece que le escuché decir cartwheel, tras unos segundos de silencio. Luego hizo su magia. Una perfecta media luna chueca. Brazos y piernas dobladas. Podría jurar que el público se prendió más que en ningún otro momento de ese particular acto. Fue un rugido en forma de ola. No sé. Eso sentí yo, mirada condensada.

Luego el JUlian se paró y siguió ahí en el escenario, se sacudió la cabeza sin mirar a ningún lado en particular, rostro serio, y luego se dirigió hacia las gradas del escenario con una mano en la cadera. Tan pequeño. Regresó al puesto y yo obviamente le di una bienvenida apoteósica.

A la salida nos encontramos con la Martu y la Cora que estaban cerca del río o más bien ese cuerpo de agua que en inglés se conoce como "sound" (sonido). La martu le había comprado al julian unas botas de agua verdes, con ojos de sapo, indispensables para los días de lluvia que se vienen. La Cora en cambio venía a mí. Le amarqué y toda la rutina de besos y movimientos y voces diminutivas. Pasamos bien. Compramos algunas verduras y algunas frutas en el mercado y fuimos a la parada de bus. Regresamos a casa, con escala de la martu y la cora en la Universidad. Cenamos penne al pesto (cortesía culinaria de la martu) y los chicos se acostaron poco después.
La martu y yo trabajamos en preparar clases para la semana que viene. Corregimos deberes, pasamos notas, escuchamos un disco de Tori Amos (Boys for Pele) que nos compramos hoy a 6 dolares en Fremont. Luego yo escribo en mujer piloto.....

También hablamos de platas y cómo vamos a hacer... nos reímos de los deberes que han hecho los alumnos y más tarde escuchamos unas piezas de Handel, de Listz y de Mahler en una estación pública que sintonicé desde mi flamante iTunes 8.

Un domingo. Lo de la radio pública me lleva al siguiente tema. Aquí hay una cultura fuerte de esas emisoras. Se puede escuchar noticias, programación y música sin interrupciones comerciales. Es algo placentero. Cada cierto tiempo se lee, en un tono de voz tranquilo, una corta nota de agradecimiento a ciertos auspiciantes, pero no es una propaganda ruidosa, ningún jingle destinado a grabarse en los lóbulos parietales de tu cerebro.

Y sin embargo, no me sorprende que una de las primeras palabras que el Julian ha distinguido claramente del inglés y que usa con frecuencia en nuestras salidas sabatinas y dominicales sea la palabra "stop" (detenerse, parar y también el comando deténte!, para!). Desde que conocimos la guardería a la que nuestros hijos asisten a diario, caímos en cuenta de una de las más fuertes características de la cultura estadounidense, por así decirla si es que existe realmente algo así como UNa "cultura estadounidense", una de las primeras cosas que notamos, como decía, era una insistente preocupación por temas como la higiene, el respeto del espacio personal, los modales-- una exagerada preocupación, a nuestro juicio. La martu decía, "no disfrutan de jugar con los niños porque están más preocupados de que estén limpios". Es así. Las cosas aqui son muy diferentes en ese sentido, o no tanto. La gente es muy preocupada de no meter la pata, de no acercarse mucho, de pedir disculpas y agradecer. Muchos modales y mucho respeto hacia todo, no siempre genuino (no podría ser de otra manera) y todo revestido con un aura liberal del cual goza este particular sector de este gran país.

Mi análisis es que hay un contrapeso entre garantías y´libertades. Parece un curso introductorio a los principios de las ciencias jurídicas, y es así. Aquí se vive la teoría. La gente ha aprendido a morderse la lengua en público. A andar por la vía muy conciente de dónde tiene que detenerse y hacerlo, la mayoría de las veces. Y las cosas funcionan como reloj para los nativos, o da la apariencia de eso, mientras se ve a los no nativos batallar por hacerse entender. Nosotros, digamos, la martu y yo, no estamos en ninguno de los dos extremos. COmo siempre somos una categoría aparte, incomprendida per se. Se han escrito grandes novelas y testimonios acerca de las luchas de los imigrantes en el primer mundo y del chichano, el pocho y el pachuco en EEUU. De los prejuicios que han tenido que vencer los latinos, los negros, los asiáticos en diferentes partes del mundo, abriendo camino. Pero ¿dónde hay un testimonio envalentonado de lo difícil que es ser un mono blanco (así me decían los latinos en nueva york)? ¿Del latino que se parece más a gringo que a latino? ¿Que llega a EEUU con pantalones apretados y escuchando indie-folk que sale de un iPod photo? ¿Del aniñado extraviado en una gran ciudad? Bueno, la verdad, supongo que hay montones de esos, suficientes, ¡pero no con ese tonito chicano!

Pero me he metido en un lío, en una explicación para la que no tengo respuestas ni aportes que hacer en este preciso momento y me da pereza salir de la encrucijada. Así que voy a anotar una imagen surrealitas, nacida desde ninguna parte, auténtica huairapamushca, hipnogógica, una frase-gozne con la cual podemos dar por terminada la sesión de hoy, un domingo...y porque el surrealismo es una buena salida para cualquier situación. así:

sentados en la sombrera
acompañados por una mesa
descomponiéndonos
un día como conejos


ya.

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