Así que le tuve que contar la historia del gran Houdini, maestro escapista, y de cómo murió porque alguien le pegó en el estómago cuando él no estaba listo. El Julián sonreía todo el tiempo. Medio nervioso. Pero en serio no quiero que le haga daño a nadie con esa fuerza.
En la guarde pregunté el otro día si el julian andaba de puñetero con los otros niños. Las dos profes que estaban ahí se rieron y me dijeron: "¿el julián? nada que ver! si hubieras preguntado por cualquier otro, tal vez, pero el julián es un santo." Bueno. Tampoco quiero que sea el único que NO pega.
Cada vez que le voy a recoger de la guarde está corriendo por ahí, en el jardín. Luego me ve o alguien le dice que estoy ahí y viene corriendo. Una gran sonrisa en el rostro blanco. Los cachetes rojos por el frío. Su pelo flotando. Me pregunta si le he traído alguna sorpresa. Ya es todo una institución, la sorpresa. Últimamente le llevo unas barras de granola. A la Cora también. El julián se termina la suya en el asiento trasero del auto y estira el brazo para ver si le puede robar un pedazo al de la cora. Pero ella no se deja. Estira sus brazos más lejos y pone grito de alarma. TAA! TAAAGH!
Todavía hace mucho frío en Seattle. Sale el sol por las tardes y se siente tan rico. Pero afuera hace frío. La otra noche cuando estaba terminando de leer Please Kill Me. Soplaba un viento fuerte. Y me emocioné con ese sonido. Eran como las 3 de la mañana. Tal vez más. Qué delicia. Ese sonido de un viento que baja y arrasa y pasa por ahí. Bailando con todo. No había escuchado algo así en tiempos. Pero está haciendo un poco de viento estos días también.
Please Kill Me es básicamente el mejor libro que he leído. No sé. Es como Los Detectives Salvajes. Pero en realidad Los Detectives Salvajes es como Please Kill Me. Ahí están los testimonios de toda una generación. Ahí están los 70´s pero en Manhattan y en Detroit y en Los Ángeles y en Londres y en Memphis y en la Florida. esa tristeza del paso del tiempo y las injusticias. Rockeros en vez de poetas.
Pasé medio triste los días después de leer Please KIll Me. Encima leí una biografía de los New York Dolls inmediatamente después. Este libro, que se llama Too Much, Too soon, no estuvo tan bueno como Please Kill Me pero no hay cosa más trágica que la historia de los Dolls. Billy Murcia, el muñeco colombiano y Johnny Thunders (neé Genzale) terminando en forma de U en un cuarto de hotel de Nueva Orleans.
Y las grupis.
Bueno, Medio que me fui por ahí. También me vi un documental llamado New York Doll, sobre Arthur el asesino Kane, exbajista de los Dolls, ex-alcoholico, ex-converso al mormonismo, ex-nostálgico, que murió a los pocos meses de cumplir su sueño de volver a tocar con su vieja banda, lo que quedaba de ella, en una reunión, en 2004. Ahora sólo quedan dos Muñecos. Han muerto 4. Más que los Beatles. Muy buen documental.
Pero ahora vuelvo a la normalidad. ( ). Y al trabajo. La martu manda saludos. Hemos tenido algunos momentos intensos últimamente pero esos quedan aquí, adentro de estos siete cielos. No hay necesidad de compartir eso con ustedes. Gracias por preguntar. Pero no. Esta vez no.
La Cora está mejor de su caída que yo asistí tan penosamente. Ya se le está cicatrizando. Aquí una foto que le tomé ayer.
Después nos quedamos hasta tarde viendo Gimmie Shelter, ese fascinante documental de los hermanos Maysles y cia. Más rock n roll. Conversábamos un poco mientras la veíamos. En medio de Jumping Jack Flash le pregunté a la martu que como será cuándo esos manes (los Rolling Stones) estén muertos. Cómo se verá el documental en 100 años, en 220.
"Incomprendidos" dijo ella.