16.3.09

uh-oh

Desde hace algunos días la cora pronuncia más y más sonidos, cercanos a algún idioma más o menos descifrable, algo eslavo, conversa sola, mientras camina, mordisqueando algo, la cabeza un poquito hacia adelante, no demasiado concentrada, buscándole a su hermano por ahí.

desde hace menos días empezó a soltar unos largos y sinceros "uh-oh´s". El código internacional de la equivocación, el accidente, el error. Cada cierto tiempo deja caer algo de sus manos y nos deleita con un "uh-oh" melodioso y sincronizado. Su gracia y simpatía no tienen límites.

Lamentablemente, por culpa mía, la cora tuvo que presenciar un uh-oh demás. Uno que hubiera querido deshacer pero no había forma, una vez hecho, estaba ahí. oops.

Ocurrió ayer. Domingo. Aprovechaba para quedarme unos minutos más echado en la cama del julian, que es donde desperté, pero este mismo niño inquieto y saltarín me quitaba las cobijas, me retaba a levantarme y enfrentar el nuevo día. Jugábamos, pues. Yo me hacía el dormido, me tapaba con la almohada después de que me había quitado el edredón y la cobija, y con la sobrecama cuando me había quitado la almohada. Jugábamos. Yo tenía mi cuerpo hacia la pared. Echo el sordo. Echo el muerto. Hasta que me dí la vuelta y me levanté con un solo movimiento, sólo para golpearle con un pie a mi nena cora luna que había estado al pie de la cama, observando todo en silencio, con un pedazo de tostada en la boca.

La cora se asustó y con el golpe dio un paso en falso hacia atrás, giró su cuerpito y se golpeó la cara contra un filo metálico de la cama de metal.

Mi reacción fue automática. en un solo movimiento le noquié y le recogí abrazándole y pidiéndole disculpas. Era mi primer verdadero acto del día. Mierda. Cómo quería volver a intentar. Noté que el filo de su ojito tenía un buen raspón, humedo y rojito con sangre. Mierda, mierda, mierda. Le llevé al baño, ella llorando y con la martu le aplicamos un poco de algodón y un poco de hielo que ella odia así que seguía llorando más fuerte.

Bueno. Al cabo de un rato, mamó de su mamá y estaba sintiéndose mejor. Apenas pasé por ahí, me regaló una sonrisa, nunca creo que me guardó rencor, nunca tuve que disculparme porque ella solo tiene amor adentro suyo. Es increíble. Tener alguien así cerca.

Consumados los hechos pude recapitular sobre lo que había pasado. Y lo más dulce de todo me pareció ese segundo antes de golpearle a mi nena, que le ví, ella me estaba viendo a un lado de la cama, completamente seria y calladita, mordisqueando una tostada húmeda, estaba esperando a que me levante, pero no así, pues.

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