Minutos antes la Martu y yo habíamos dejado a nuestros hijos con Victoria Jacobs, una escritora y bailarina de flamenco que trabaja en la guardería del Julian. Creo que les preparamos bien para la noche y Victoria entró a nuestro departamento con tanta suavidad y buena vibra que la transición se dio sin complicaciones, por más que nos habíamos preocupado al respecto durante toda la semana pasada. Ahora ya está en el pasado. Ahora estamos en casa de nuevo. Acabamos de regresar del concierto de Antony & the Johnsons.
Una performadora llamada Johana Constatine (como la del comic) abrió el espectáculo. Daba pasos cortos y abruptos, descoordinados sobre una lámina de plástico, en un traje de esqueleto. A la mitad de la danza tomó en cada una de sus manos unas uñas grandes y largas y las empezó a batir como alas. Se quedó tanto tiempo haciendo eso que el movimiento cobró sentido. El vuelo de un pterodactil. Nosotros. Sonaba una música electrónica decente. Constantine tenía el pelo teñido de rojo. Llegaba en una trenza hasta el piso. También se untaba tintas negras y rojas. En la cara. En los hombros. La tinta chorreaba por su cuerpo. Una mancha espesa y oscura se formó sobre su sexo. El acto concluyó con un segundo movimiento al son de un tema clásico. Otro atuendo. No menos sangriento. Se encendieron las luces.
Había mucha gente en el Moore. Gente ochentera. Budistas. Gays musculosos con barbas. Una mujer de los años 20. Un velo azul marino. Qué tristeza me dio acordarme de esa señora. Su refinamiento ridículo. Que tristeza que las cosas sólo existan en homenajes tristes, solitarios y posfechados. Necesitaba más alcohol.

Finalmente salieron. El escenario se veía más o menos así, sólo que yo no tomé esta foto (es de la página web oficial de la banda). Yo tenía un poco más la perspectiva de un pájaro posando en su nido y el concierto empezó con prácticamente todas las luces apagadas. La banda tocó canciones de cada uno de sus discos. Poniendo énfasis en las canciones de Crying Light, el disco más reciente. Las primeras 4 canciones que tocaron salieron de ahí (incluyendo Epilepsy is dancing, y One Dove). El público reaccionaba bien pero se prendió más cuando empezó la más popular "For today I am boy", algo que al parecer no le gustó del todo a Antony. Se detuvo cuando el público aplaudió el inicio de esta canción y esperó hasta que volvamos a callarnos para dar una rendición nuy poderosa del tema. Cantando pausadamente. Pronunciando cada sílaba con profundidad armónica. ¿De dónde habrá sacado esa voz Antony? "¿De donde viene su poder?" como dice él mismo en una de sus canciones.
Su voz es el instrumento principal del acto. Cuando alguien me ha preguntado "A qué suena Antony & the johnsons?". es tan difícil responder porque la verdad no se parece a nada. Lo cual es bueno. Pero quizás podría decir que la voz de antony es singular y poderosa, que antony & the johnsons suena a esa voz nítida y clásica como la de un tenor o un soprano pero entrometida en una banda de rock, que no es de rock propiamente.
El show de esta noche estuvo concebido como un aparato que funciona lentamente. Canciones suaves. melancolías. Representaciones fieles a las grabaciones. Silencios en turnos. Predominio de Antony, el gordo, con su pelo largo, su atuendo bizarro, su presencia a ratos torpe, incómoda. Su Voz. El público sentado todo el tiempo. Algunos meneos de cabeza sobre su propio terreno. Antony chasqueaba sus dedos como castañuelas, se meneaba a ratos, organizaba las partituras entre temas y decía "thank you´s" automáticos, pero nunca se movió de su piano.
Los Johnsons cuentan con un bajo, dos violines, una guitarra acústica (tocada por uno de los violines), un cello, --una guitarra eléctrica, saxofón y oboe (esos 3 últimos tocados alternadamente por el mismo músico canoso)-- percusión y el piano de Antony. Son 7 miembros incluyendo al gordo. De todas las edades y colores.
William S. Burroughs habla mucho de los Johnsons. La familia Johnson. Es parte de un sistema de terminologías. Dice que es fácil reconocer a un Johnson. Alguien que mantiene su palabra y honra sus obligaciones. Una buena persona para hacer negocios. No es malicioso, ni fisgón, no tiene la pretensión de tener una moral más eleveda que la del resto ni causa problemas. Un miembro de la familia Johnson no te delata, se preocupa de sus asuntos y te ayuda si es que no le cuesta nada. Todo esto lo tomo del viejo Bill. Se puede reconocer a un Pérez fácilmente. Algo en su cara. No los busques en el noticiero de las 6, ni en un operativo militar en la frontera entre Ecuador y Colombia, no los busques en mitines político. Ahí no hay Pérez (también podrían ser los López).
Pero sí los hay en la banda de Antony. No comparten el protaginismo con Antony. Son el antiprotagonismo. Si no están tocando sus instrumentos en un momento dado se quedan sentados, caras de piedras, preocupados por sus asuntos, sin molestar ni interferir con nadie. Y cumplen sus partes a la perfección: Violines a lo Velvet Underground, creciendo en su sitio. Vientos tenues que no se llevan nada. A ratos post rock, a ratos sinfonía. Los Perez.
Tocaron, además un cover the Crazy in Love de Beyoncé. Al terminar el tema, entre las risas y aplausos del público alguien se soltó un "F!^*¨k Beyonce", a lo que Ant reaccionó con un "A quien se le ocurre decir algo así?" que fue seguido por un "es que tú lo cantas mejor"-desde el público (la misma persona que antes). Y antony respondió con "nada que ver" o algo así. Finalmente a dijo "yo creo que Beyonce es sagrada" y empezó a balbucear algo acerca de mujeres negras, mujeres indias nativas y sus voces hermosas y sus cualidades sagradas. En otros momentos también dijo cosas un poco fuera de foco, a, o por lo menos incomprensibles, pero también fue gracioso, meco, gordo y confrontativo, seriamente confrontativo, ant, con el hecho de estar en el centro de tanta atención, rodeado por tanto extraño, como si estuviera protegiendo algo que lleva adentro, como un niño. (También se burló un poco del público, en un momento dijo "sólo tengo esta palabra en la cabeza Sea, S-E-A, y luego esta otra At, A-T, y finalmente la palabra Ol, O-L. Pero hay dos t´s en Seattle, no? qué vamos a hacer con esas 2 t´s?", y qué vamos a hacer con ese deletreo equivocado del nombre de esta cudad, antony, casualmente nombrada en memoria de un indio nativo antiguo) Pero hacia el final fue muy honesto y hablo acerca de la incomodidad que él mismo generó entre el público, y dijo que el comentario anónimo acerca de Beyonce había sacado algo nuevo en él,("perdón antony" gritaron desde el público (la misma persona de antes) "oh, no te prepcupes, cariño (sugarplum), yo se que no lo dijiste en serio" respondió antony) y también contó algo acerca de unos amigos que visitó pocos días atrás, en vancouver, y la vida de ellos, tan diferente a la suya. ¿?
parecía sanarse a través de momentos incómodos y exposición a la luz, cada cierto tiempo tocaba unos acordes aleatorios en su piano y tarareaba "thank you" "thank you", se parecía al personaje de su canción Cripple and Starfish, cómodo golpes que en este caso eran cientos de risitas nerviosas dirigidas hacia él.
Nunca he estado en algo así. Y sólo por esa noche, creo, me quedo con los Johnsons y su música en volúmenes, por encima de Antony y su actitud de Diva. Pero como dijo la martu, no hay johnsosn sin antony. Que es algo como decir que no hay Pérez sin Juan. O como decir "¿cuál López?". Supongo.
Cerraron con un muy conmovedor Aeón (el tema del momento) y luego, a manera de encore, Cripple and the Starfish (mi tema favorito, si se me permite la digresión) y Hope there is someone, otra canción clásica que se mueve entre la melodía perfecta y la percusión experimental, entre la harmonía y el ruido.
Nos cogimos de la mano con la martu y por un momento yo cerré los ojos y me visualicé a mi mismo escuchando esos temas que representan toda una etapa de la vida para mí, en Tumbaco, tanta luz vertiéndose encima mío, luz directa del cielo, luz enceguecedora, cayendo recto, tan distinto de lo que sucede acá, donde la luz entra por los filos del planeta. la iluminación en el norte es tan distinta.
Después salimos a la noche y caminamos entre flashes de la gran ciudad. rascacielos cercanos y distantes, hormigas, los animales de la noche, y las alcantarillas. Tiempos extraños, la recesión...
manejamos de regreso por la interestatal y en casa, nuestros hijos dormidos, no habían llorado, ni chistado, ni nada en nuestra ausencia. las preocupaciones inecesarias. La Victoria sin novedad.

También tocó You are my sister.
Necesito más alcohol!