14.6.09

Cáncer

La wincha se llevó mi carro. Lo dejé en un lugar donde nunca antes lo había dejado y me olvidé por completo. Cuando regresé, esa calle se había transformado. No había nada.

Me estresé mucho y pasé por lo peor. Me enfermé, literalmente del estrés. Pero ya tengo el carro de vuelta y en realidad no fue nada. Eso mismo me decía mientras sucedía todo esto, pero de nada servía entonces. Estuve dispuesto a todo. No estuve lo suficientemente callado como para escuchar a mi instinto, a tiempo. Igual. La burocracia es una rueda de madera que gira en contrasentido pero avanza, de alguna manera, y me pasa por encima, siempre. No se puede volver atrás ni siquiera unas horas y pronto esas horas se hacen días. No aprendo a hacer las cosas bien y la rueda es grande. Trato, pero siempre falta más. No me he desprendido lo suficiente y no me adhiero tampoco. Quiero entrar por la salida. La rueda está llena de astillas. Yo soy esto. Todavía.

He visto cosas horribles pero siempre desde la gran rueda. Debajo de la rueda. Encima de ella. Girando en reversa. De alguna manera. Una gran ola que regresa al mar. Lluvia que sube a las nubes. A cántaros. Estrellas cada vez más quietas.

Es tarde. Estoy de vuelta.


Henry Miller dice;

“Para cantar debes primero abrir la boca.”


Yo digo:

"Abraza todo lo que es nuevo".

Etiquetas