23.10.09

la cora me da la mano. está completamente dormida, su cabeza reposando sobre mi hombro huesudo, pero estira su pequeña mano y mete cada uno de sus pequeños dedos entre dos de los míos, y se podría decir que viceversa.
tiene un año, ya mismo 2, pero no creo que a nadie le importe eso. no hace las cosas que una niña de un año haría, no dice las cosas que una niña de un año diría, no es eso que se consideraría tan pequeño, tan nuevo, tan inocente. para mí ha estado aquí, sobre mi pecho, en ese estado de sueño semivigilante, sus piecitos colgando a la altura de mi cadera, desde siempre.
nadie en esta casa le trata como se debería tratar a una niña de un año y en respuesta ella nos da otra cosa, no la hipótesis de la niña pequeña, nos da un ser sin edad.
no he conocido una fuerza como la suya. me ha deformado. todas las mañanas me saca de la cama. para ponerlo en argot jurídico: ha suspendido temporalmente algunos de mis derechos civiles. y yo soy uno de esos ciudadanos que levanta su pancarta y espera de pie, inmóvil, afuera del palacio de gobierno. solo que el poder no entiende mis quejas, literalmente, no las entiende, no se trata de negligencia ni de mala fé, simplemente no ve lo que veo yo. Y entonces, me doy cuenta de que no es al poder que me quiero dirigir, en realidad, sino a los otros ciudadanos, a las paredes y al cielo.

19.10.09

EL Julián cruza la calle. No contento con los juegos de al lado de la casa, se va a los juegos de enfrente. Donde merodean los niños grandes que juegan con pistolas.

En esta era se hace todo porque las pistolas de juguete no se parezcan a las verdaderas. Son amarillas, neón, disparan esponja. El julián quiere una. Me propone que se la compre cuando cumpla la edad que tienen esos niños grandes. Va para allá. Les mira largo. Se da vueltas alrededor de ellos. Calladito. Ellos no se dan por enterados. Siguen su conversa y su merodeo. El julián regresa corriendo y me dice que tienen 8 años. Son pequeños pero al julián le deben parecer infinitamente más fuertes, rápidos y valientes. Hace una o dos semanas empezó a meterse en los juegos de ellos. Aceptando cualquier misión que le encargaran, aceptando cualquier arma que le tocara. Como un soldadito. Es más callado con ellos de lo que es con niños de su edad, pero como con todo, una vez que gana confianza y un espacio propio, vuelve a ser él. A cada rato hay llantos y frustraciones pero he notado que así es con todos los niños. Hechos para el drama, debo recordarme a mí mismo que esos momentos son parte del juego o de algún tipo de juego paralelo que es igual de emocionante, las explicaciones racionales no siempre son aplicables. Los niños brillan con luz propia y también reflejan, en el jardín, sus mundos privados, el interior oscuro de sus casas, reflejan a sus padres.

Últimamente, he estado moneando con mis primeros recuerdos. Alguna cosa sucita otra y entonces entro en un estado como de trance. Puedo ver las paredes blancas de la casa en la que vivíamos, en La Gasca. Después estoy en el jardín de esa casa, corriendo. Puedo ver a mis vecinos, los Recalde y a otros amigos. Cada espacio parece completamente autónomo, como si no estuviera conectado con otro. De la nada, veo el estudio de mi papá en nuestra casa de Bethesda, Maryland. Puedo oler la madera del escritorio. Si me concentro puedo ver toda la casa, por dentro y por fuera. Igual que con la casa de la GAsca, pero las imagenes que tengo en mi cabeza, en cada caso, muestran espacios en diferentes horas del día, en diferentes épocas del año. No existe el recuerdo total y esto es medio intolerable pero la característica aleatoria de como se presentan los recuerdos es pura magia. Puedo ver la habitación que comparto con mi hermano mayor, de nuevo en la Gasca, una litera al fondo, una ventana y el piso de madera con juguetes por todas partes, puedo ver el largo corredor y siento que hay un balcón, tomo un caracol del baño de visitas entre mis manos y lo pongo en mi oído. Puedo escuchar el mar. La luz de este día de otoño en Seattle se confunde con la luz de otros tiempos.

En un recuerdo de esa época me puedo ver a mi mismo echado en un sofa boca abajo viendo un partido de fútbol en la tele. Es el Mundial de México 86. Por eso sé que en esta serie de recuerdos tengo 6 años. Me acuerdo que mi padre entra al cuarto y me dice en un tono de voz que me parece fuerte que deje de hacer lo que estoy haciendo. Me doy cuenta de que estoy frotando mi cuerpo contra el sofa y que el movimiento produce mucho placer. En otro recuerdo me acerco a mi madre porque veo que está llorando. Me preocupa genuinamente, nunca le he visto así Está hablando por teléfono con mis abuelos y le están diciendo, creo, que se van del país. Recuerdo también una vez que mi hermano quiere salir a jugar fútbol en el jardín. Por alguna razón, ese día decido quedarme adentro jugando con los muñecos de He-man. Después de un rato, el Javier regresa a la casa llorando. Tres líneas de sangre bajan por su rostro. Pasa al lado mío, yendo hacia donde está mi mami y tengo tanto miedo de que se haya hecho daño que sigo jugando como si no hubiera pasado nada. Hasta siento un poco de culpa por no haberle acompañado.

14.10.09

Vuelve la lluvia a la ciudad lluviosa. Entiendo por qué hablar del clima se ha devaluado tanto pero a mí me sigue pareciendo algo esencial. LLuvió ayer por la mañana y el frío que había estado mordaz se transformó en algo más cálido, en aire fresco para respirar. Llovía en la madrugada de hoy cuando desperté. Preocupado porque mi bici estaba afuera. Me olvidé de guardarla ayer.
Mi amigo Corentin, que es un músico extraordinario y escribe acerca de música contaba que mientras hablaba de música senegalesa con otro amigo cayó una lluvia torrencial sobre el distrito 19 de Paris. Otro amigo que me escribe desde el Ecuador con noticias acerca de su reciente mudanza y de un escritorio rojo que armó, comenta un poco amargamente que está lluviendo en Quito. El clima nos comunica.

Ayer fue un día largo. Aparte de mi trabajo en la Universidad conseguí trabajo como profesor en un Instituto de Lenguas. Tengo cuatro estudiantes. No reunimos los Martes y Jueves. Las sesiones duran tres horas. El curso termina a finales de este mes. Además, una vez a la semana (dos empezando en noviembre) tutoreo a una señora jubilada que se llama Donna. Ella viaja todos los años a España para visitar a una amiga que es una chef internacional muy reconocida. Por eso quiere mejorar su español. Habla francés perfectamente y a veces me dice "Oui" en vez de "sí". También tiene problemas pronunciando la palabra "entre". Pero conversar con ella es muy agradable. Tiene esa calma de ciertas personas mayores.

En todo caso ayer se juntaron todas estas obligaciones. Y no tuve tiempo para mucho más. Llegué a la noche con las justas. Y hay algo sabroso en el cansancio. Una soltura. Supongo que es experiencia. La experiencia de un día largo.

La martu me dijo que los niños se portaron extremedamamente bien por la noche. Que hicieron caso a todo. Que se bañaron, vistieron y acostaron sin ningún problema. Que el julián esperó pacientemente en su cuarto mirando libros mientras la martu le hacía dormir a la cora. Cuando yo llegué todos estaban acostados. Sólo había una luz encendida en la cocina. Comí unas coles de bruselas inmensas que había preparado la martu y un poco de pasta fría con atún.

En la madrugada de hoy soñé con el enano borja y su familia, la gaby y la manuela. Estábamos viajando en un tren. La Gaby y la Manue estaban sentadas con las piernas estiradas, muertas del cansancio. El enano y yo hablábamos de pie acerca de lo grande que está la manue y recuerdo haber sentido miedo y vértigo, dentro del sueño, cuando le dije que el julián muy pronto estaría así de grande. "Es el comienzo de su vida." Creo que dije, de nuevo, con una fuerte sensación de angustia que subía por mis venas. Luego le mostré al enano las cabezas de unas muñecas de trapo que había entre carril y carril del tren en el que viajábamos. Saqué una y resultó ser un paraguas. Le comenté que era parecido a una obra de teatro que la Gaby había producido, en la cual tres o cuatro personas viajaban en el balde de una camioneta. Toda la obra se desarrollaba ahí. Los personajes eran imigrantes. Guardé el paraguas en uno de los cajones que había encima de los asientos, preocupado porque al final del viaje la dueña (una niña, suponía) no sabría dónde encontrar su paraguas.

En estos días he intentado hablar con el enano y su familia que efectivamente viajaron recientemente, en avión, no tren, hasta EEUU que es donde viven ahora. Obviamente estarán cansados por todo lo que una mudanza así implica y creo que el sueño de alguna manera refleja mi preocupación natural porque los amigos estén bien. La gaby hace teatro y siempre que conversamos, creo, nos damos ideas, opiniones, hablamos de obras de arte, etc. En esa parte del sueño estaba simplemente adoptando la misma posición que siempre adopto frente a ese tipo de circunstancias. Un rol que conozco bien. La angustia que sentí creo que tiene que ver con la idea, la he repasado mucho últimamente, de que una persona empieza a recordar trazos y fragmentos de su vida solamente a partir de los 5 o 6 años. Eso es lo que la frase "Es el comienzo de su vida" significa. Me sorpende haber sentido físicamente en sueños algo que en la vida real solo puedo racionalizar. Mi hijo crece. Pronto, muy pronto, va a cambiar. Va a ser otro sin dejar de ser el infante que yo he conocido.

he repasado mucho en mi cabeza la idea de que nuestras vidas están hechas tanto de recuerdos como de olvidos.

13.10.09

Creo que es un buen día para volver a Mujer Piloto. Ayer el Julian y yo fuimos a la librería Barnes and Nobles. Caminamos desde nuestra casa, en el frío de otoño, y contamos los minutos que nos demoramos en llegar. Fueron 2. Desde Julio vivimos en las residencias universitarias para familias, rodeados por otros padres-estudiantes y por muchos, muchos niños. El julián y la Cora han hecho amigos nuevos, son parte de un sistema barrial curioso. Durante el verano la actividad de ellos, en los jardines y juegos infantiles de Blakeley Village, así se llama la residencia, no paraba nunca, había sol hasta las 9 o 10 de la noche. Ahora en el otoño el ritmo cambió un poco. Los padres volvemos a nuestras obligaciones académicas. Los niños a sus escuelas. El Julian y la Cora siguen en el mismo pre-kinder y guardería, respectivamente. El juliancho es el mayor de su clase, cumplió 5 años el 27 de septiembre, la mayoría de niños de 5 años ya van a kinder pero el mes de septiembre es donde se hace el corte. No sé cuánto le afecte al Julian pero a mí me ha preocupado verle rodeado de niños más pequeños (si hay 2 o 3 que están más pegados a él en edad). El se lo toma tranquilo, creo que se siente un poco como el líder y las profes me han dicho que él ayuda mucho a los niños nuevos a entender el sistema, los horarios de la escuelita. Hoy vendrá a visitarnos en la casa su profesora nueva que se llama Myla y seguro que conversaremos más de esto. Anoche el julian y yo caminamos juntos en el frío nocturno.

Cuando volvimos a la casa comimos unos llapingachos que la martu había hecho el día anterior, acompañados de un huevo tibio y tomates picados. La Cora devoró, el julián no tanto, la martu y yo recogimos las sobras. Luego nos bañamos, el julian y yo en la ducha, nos pusimos pijama y nos preparamos para dormir. El julián estaba un poco emocionado y costó muelas lograr que se calmara. Pegamos calcomanías en un libro de Star Wars, nos inventamos un par de historias con Obi. Wan. Kenobi como protagonista y finalmente le conté una historia de mi niñez con las luces apagadas. Le conté que nací en Londres y que viví ahí 3 años antes de mudarme a Quito, le conté que aprendí a hablar en inglés y le conté que no tengo muchos recuerdos de esa época, salvo uno que creo que me inventé: estoy tratando de alcanzar un objeto que está encima de una repisa y que no alcanza. La casa está vacía y nadie se ha dado cuenta que nos faltó empacar esta cosa, que además, a mí me encanta, se trata de una cometa de plástico en forma de águila. Estiro mis brazos y piernas pero nada, soy muy pequeño, como del tamaño de la Cora, tal vez un poco más. Luego le cuento de la vez que me perdí en una playa de Inglaterr. Ha pasado mucho tiempo desde que he contado la historia pero siempre la he guardado como algo fundacional de mi ser. La vez que me perdí. Empiezo a contar este olvido (no es algo que recuerde haber vivido, es algo que me han contado que me pasó) y el julian me sorprende diciéndome que ya lo conoce. Se emociona "I already know this!" Debe haber sido de alguna noche en Tumbaco hace uno o dos años pero yo no recordaba habérsela contado. En fín. Permito que él me cuente a mí la historia de la vez que me perdí en la playa y lo hace bien, con ciertos errores que yo voy corrigiendo. Luego me pedí que le cuente dos veces más la misma historia pero yo le digo que es hora de dormir. Discutimos un poco. Él no quiere dormir. Yo intento explicar que cada cosa tiene su final, los días, los cuentos, la hora de contar cuentos. Discutimos y caemos rendidos. Uno al lado del otro. Ya mismo tiene que empezar a dormirse solo. No son ni siquiera las 10 de la noche pero el julián me ha arrastrado junto a él, al sueño.

En la habitación de al lado la martu lidia con la Cora que también está dada cuerda. Se acuesta en la cama y espera pacientemente a que la bebé haga lo mismo. Es más difícil convencerla a ella. Pero cuando la Cora se duerme la Martu está lista para seguir con la noche o empezar la noche, a revisar materiales para su clase de la mañana siguiente, en fin, tiene más resistencia que yo.

21.6.09

Corte




Cuello

Probé dormir. Me acosté sin querer a las 7 pm, leyendo a Anaïs Nin. Terminé un capítulo y cerré los ojos. Me desperté a las 2. Pensé en escribir pero decidí seguir durmiendo. Me desperté a las 5y30. Le pasié a la Cora como por una hora porque no quería que le suelte, finalmente se acostó conmigo en el sofá. Me despertó cerca de las 8. Se bajó del sofá y se fue a donde su mamña. Decidí volver a dormirme. Soñé con una playa soleada, arena blanca y fina, agua celeste, miles de personas, jugaba al frisbee con unos platos de plástico que teníamos en la casa de Tumbaco, luego con lienzos rectangulares, no sabía como lanzarlos. había miles de personas. Cuando el julián se despertó tipo 6, y yo le paseaba a la Cora dormida, me dijo con su cara mañanera, un poco cabizbaja, "soñé con la beach", restregándose los ojos apretados. Yo le pregunté si no quería hacer pipí y soltó un chorro en el baño. Luego se volvio a acostar junto a su mamá. Luego me sentí conectado con él mientras soñaba en la playa. También soñé con palanquetas de pan caliente y desperté renovado, me sentía bien....

en los momentos en que decidí seguir durmiendo pensaba en los poemas de Enrique Lihn que he estado leyendo últimamente, del libro la Pieza Oscura.. él habla del efecto reparador del sueño en los niños.. en general habla mucho de la niñez en ese libro, y por ende, para mí, de la paternidad. pero no dice que el sueño es reparador y nada más.,., habla de todo un proceso, un sueño que sobrecoge al cuerpo, te da un par de vueltas y te escupe nuevamente al mundo.. otro. no lo dice así, pero así lo entendí yo.. el sueño de los niños que realmente separa un día de otro porque los días en la niñez tienen principio y fin. no son una gran masa indeterminable, llena de trámites y dolores que sólo se van con el paso del tiempo.. son unidades, separadas por el poderoso y miedoso, respetable mar, que es el sueño..
en fin...

la martu y yo con la garganta mala.. a mí me vino primero, nunca me ha dolido tanto ni ha durado tanto pero ya pasó.. a la martu le contagié, supongo. La cercanía del aliento en el sexo húmedo de las noches, su pelo en mi boca, nuestros cuerpos resbalidizos y móviles, sin percepción de la distancia, en la completa oscuridad, sin pensamientos mayores, con el cansancio propagado y el desahogo a flor de piel, en fin.. creo que le contagié.. y ella está adolorida, masticando pedazos de hielo, gárgaras de agua sal, boca cerrada por reflejo...ganglios en el cuello... masajes despacios en el cuello.

soñé con la beach. estaba sentado en el piso, el julián me pateaba juguetonamente mi pie izquierdo y la cora que "me meo si no hago lo que veo" me pateaba con una sonrisota en el pie derecho. y estuvimos así un rato. musicalmente.

14.6.09

Cáncer

La wincha se llevó mi carro. Lo dejé en un lugar donde nunca antes lo había dejado y me olvidé por completo. Cuando regresé, esa calle se había transformado. No había nada.

Me estresé mucho y pasé por lo peor. Me enfermé, literalmente del estrés. Pero ya tengo el carro de vuelta y en realidad no fue nada. Eso mismo me decía mientras sucedía todo esto, pero de nada servía entonces. Estuve dispuesto a todo. No estuve lo suficientemente callado como para escuchar a mi instinto, a tiempo. Igual. La burocracia es una rueda de madera que gira en contrasentido pero avanza, de alguna manera, y me pasa por encima, siempre. No se puede volver atrás ni siquiera unas horas y pronto esas horas se hacen días. No aprendo a hacer las cosas bien y la rueda es grande. Trato, pero siempre falta más. No me he desprendido lo suficiente y no me adhiero tampoco. Quiero entrar por la salida. La rueda está llena de astillas. Yo soy esto. Todavía.

He visto cosas horribles pero siempre desde la gran rueda. Debajo de la rueda. Encima de ella. Girando en reversa. De alguna manera. Una gran ola que regresa al mar. Lluvia que sube a las nubes. A cántaros. Estrellas cada vez más quietas.

Es tarde. Estoy de vuelta.


Henry Miller dice;

“Para cantar debes primero abrir la boca.”


Yo digo:

"Abraza todo lo que es nuevo".

10.6.09

Canal

Ayer fuimos a Magnusson Park con la Martu y los niños. Eran las 6 o 7 de la noche pero hacía mucho calor todavía y estaba acalorado en general, así que al agua!

Nadé un poco en el Lago Washington. Me fui hasta una isla de cemento que hay sobre el agua. Ningún problema a la ida pero al regreso, no sé por qué, cuando llegué a la orilla nuevamente me dolían intensamente los oídos. Tuve que parar un rato. Me eché en el sol y di vueltas. Cerré los ojos y esperé a que pase un poco. Era punzante y latiente adentro de la cabeza, agudo pero debo admitir que me gusta un poco sentir mi cuerpo así. Estaba completamente sin equilibrio, sin sentido de las distancia entre mi cuerpo y el mundo afuera de mí.

Anaïs Nin describe a Henry Miller en varias páginas de su diario. No sé si se puede decir más de lo que ha dicho ella sobre un ser humano como Henry Miller. Debe ser toda una rama de la obra literaria de Henry Miller, lo que Anïs Nin dijo acerca de él y su forma de escribir y sus libros. Es tan humano.

Hoy fuimos al Mall porque el julian necesita zapatos y hace algún tiempo me pidió "unos sketchers". Así que le dimos un par de sketchers. Como siempre, él mismo eligió los que más le gustaron, cuidadosamente, emocionado, como con la comida, sabe lo que quiere y cómo. También se preocupa un poco cuando le toca subir por las gradas eléctricas, se asegura bien antes de dar el paso. La Cora anda pensando en otras cosas, ella se lanza nomás. Quiere bajar por las gradas que suben y subir por las que bajan. Está realmente concentrada en el momento, no en ropa, ni en comida, ni en dónde está. Aunque al final del día estos pequeños cambios de rutina le afectan un poco y no sabe bien qué hora es. Se acostaron finalmente como a las 10. Jugando entre ellos hasta el último segundo.

Vi unos videos de BB en el blog de JFA. Me pareció un poco chistoso. Me dio un poco de nervios. Súper crudo y chistoso, el youtube no es un gran espacio para este tipo de tomas.. en estos días se lanza el disco pero yo ya me he perdido de tantas cosas con respecto a la banda. se fue para siempre, creo. ciertas cosas. he seguido escribiendo letras y me importan, me gusta que más gente haya escuchado esas letras tan aleatorias, espontaneas y al mismo tiempo rebuscadas, si es que se puede decir algo así, eso son. hay un buen debate entre lectores en esa entrada de blog también.

una súper alternativa al youtube son videos como el que viene a continuación, muchas veces preciosos, hechos en su mayoría por Vincent Moon para Blogotheque



6.6.09

Can

Sábado. Me desperté temprano. Di unas vueltas por la casa con la Cora en brazos y luego le dejé en la cama. Prendí la compu y me puse a trabajar en un texto sobre el Sacrificio de Isaac para mi clase del Romancero. Hace poco paré.

Ahora tomo una taza de café que decidí acompañar de una tortilla de maíz integral con queso derretido. Leo algunos blogs de música. Encuentro otra reseña del nuevo disco de Iggy Pop. La primera que leí no hablaba muy bien del disco, no miraban con buenos ojos que Iggy se haya, según ellos, volqueado hacia el jazz. Esta reseña está mejor. Le citan a Iggy diciendo que se cansó de escuchar a tantos matones idiotas con guitarras escupiendo música de mierda.
La cosa es que Iggy hizo un disco, supuestamente inspirado en la novela de Houellbecq Posiblidad de una iSla, o como sea que se llama. Su primer single le tiene cantando sobre una banda a-la Louis Armstrong. mas allá del tema, el video me pareció muy divertido. al final tiene más opciones.



aquí tambien esta una entrevista con Pop, en la cual habla del disco, la literatura, el mercado y como siempre, su vida ponkera. a los 60 y pico, parece que iggy finalmente ha crecido una pipa respetable (ver clips de sus conciertos recientes en Paris) y esta medio patojo. pero sigue siendo un tipo dulce y sabio más allá de toda su música. Recomiendo seguirle por youtube, verle en diferentes ambientes, entrevistado por todo tipo de payasos.



ah. el disco de los matones de Grizzly Bear está cada vez mejor. A ratos se pone un poco lento, da ganas de soñar al aire libre, pero si se le da tiempo termina por ganarte. más sobre esto en otro momento.

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